Ir al contenido principal

Carta de amor abierta a la Taylor



Recuerdo perfectamente la primera vez que te vi. Era una noche calurosa de septiembre en Managua, de esas de prórroga del verano. Estaba en una fiesta en casa de mi amigo Luis justo cuando apareciste en su desproporcionado televisor de plasma con tu canción 'Never ever back together'.

Llevabas unas gafas enormes, que te daban cierto aspecto nerdie, y vestías un pijama (vamos, creo que eso era un pijama pero es posible que fuera la nueva colección de algún diseñador de moda y que aquello que llevabas puesto se tratara del nuevo outfit urbano estrella de la temporada. Uno ya no se puede fiar nunca). Tenías el pelo recogido en un coleta. Labios rojos. Parecías la hermana universitaria de un amigo en una fiesta de pijamas. O la prima yanqui de Russian Red.

Y fue un flechazo. 

"-¿Quién es esta? –pregunté curioso señalando al televisor"

No te voy a mentir, Taylor. No antes de empezar lo nuestro. No te había visto nunca. Y he de decir que hasta ese momento siempre había tenido tu nombre asociado al de la típica estrella-country-teen-puritana para un público mayoritariamente redneck. Un horror, vamos. Qué quieres que te diga. Mi proceso de madurez musical se fraguó a finales de los 90, con el advenimiento del nu metal, cuando lo guay era escuchar a Fred Durst insultando a Chistina Aguilera en la MTV, Linkin Park y a Rage Against the Machine.

Así que mi alerta gafapasta me empezó a mandar avisos.

Esto no te debería estar gustando. STOP. Pon rápidamente un disco de Black Keys. STOP. Dile a esa chica de pelo corto que está de pie al lado de la librería que tu gato se llama Morrissey. STOP. Sé que no tienes gato. STOP. Pero a ella le encantan y su grupo favorito son los Smiths. STOP. De nada. STOP.

(No me preguntes por qué algo tan sofisticado como una alerta gafapasta incorporada en el cerebro usa un sistema tan anticuado como el del telégrafo. El amor es así, es una mierda).

Y tal vez, Taylor, ahora mi gusto musical sea como uno de esos señores mayores de mi gimnasio que han perdido ya todo tipo de pudor y se pasean completamente desnudos por el vestuario, entre cuerpos jóvenes, vigorosos y apolíneos, sin mostrar ningún tipo de complejo. Puede que ahora mi gusto musical sea ese viejito de carnes flácidas y bamboleantes que va por ahí  aireando sus vergüenzas, diciendo que le encanta la sátira que encierra tu último single o confesando que siempre le gustó la pastelada aquella 'The Sweetest Thing' de U2, grupo que siempre odió, porque ya no tiene miedo del que dirán ni de las etiquetas, porque ya está de vuelta de todo.

Sé que tienes muchos haters, Taylor. Que muchas chicas te dicen flacucha, con ese tono despectivo que usan las negras en las series, "skinny white ass bitch", mientras chasquean los dedos. Eres la Piper de 'Orange is the New Black' en un mundo de maxiglúteos, Nicki Minaj y twerking. Dicen que no sabes bailar, que eres arrítmica, preppy, que no tienes el vozarrón de Adele y que siempre estás cantando sobre algún novio que te acaba de romper el corazón.

Y eso es porque no has conocido a alguien como yo, Taylor.

Alguien con el que comprar castañas en otoño, buscar taxis de noche y acabar en el SonNica.

Y cantar aquella canción de Los Burros mientras te dicen flacucha y se meten con tu carencia de culo.

Huesos, huesos, huesos
Tú eres solo huesos
Unidos por muy poca piel
Delgada como el viento, suave como un alfiler

Comentarios

Popular Posts

Razones por las que No soy el Novio Ideal

La semana pasada (nu se cuando pero si sé que fue la semana pasada) mientras me teletransportaba fisicamente en uno de los autobuses de la ciudad (si esos que te obligan a pagar con la TUC-aster Card), se subió una amiga a la que tenia chorroscientos de años de no ver y mientras nos acomodabamos entre el montón de gente del bus me mostró una de esas super encuestas que le hacen a  tipos random y agraciados y nunca a Mi gente común y corriente sobre como pensaban que era un Novio/a ideal; y pues de broma en broma la llene y me quede con una copia de esta. Me sobraron las ganas de hacer cuentas para ver si aplico para el novio de alguna chica. En resumidas cuentas la gente opinaba así: Se comunica contigo:   ¡A un buen novio le encanta hablar con su novia! Siempre tiene algo interesante que contarte a pesar de que no haya sucedido nada nuevo. Pero sobre todas las cosas, te escucha y se esfuerza por entenderte.  Bueno pues esta tengo 4.5 puntos por que aunque no me guste habl

Abroad on nowhere

Normalmente no me importan los cumpleaños. Creo que la última vez que noté que cumplia un año más, fue cuando cumplí 15 años o algo así, y me di cuenta que las cosas son jodidamente caras (no-yay). En mi cabeza sigo siendo un niño inocente de 18 años que está confundido por todo (en serio, ¿qué es todo esto?). Pero en su mayor parte, he estado funcionando en piloto automático durante casi 10 años. Mi cumpleaños esta semana no solo fue una alarmante llamada de atención, sino que fue totalmente surrealista dado que en lugar de celebrar el hito desalentador en un restaurante a un precio razonable con amigos y familiares, o preparar algo delicioso en casa, estaba sentado solo en una habitación bebiendo varias bebidas (probablemente cuestionables o simplemente agua). Mientras mantenia una videollamada con una persona que la verdad no esperaba siquiera recordase que era mi cumpleaños. Recuerdo cuando un año solía sentirse como toda una vida; ahora parecen pasar rápidamente en un abrir y

LA NOCHE QUE EL ´99 LLEGO HASTA ABRIL

Llevo un par de meses con sensaciones raras. O que a mí me parecen raras. Se me escapa el tiempo, los días, las horas y los miles de segundos.  Todo va cuesta abajo y cada vez de forma más vertiginosa. Es como si se me hiciera tarde constantemente. El mundo intenta arrastrarme a esa línea de la vida que coge todo el mundo y que yo he evitado siempre.  Últimamente tiro de recuerdos más de lo habitual y eso que mi vida ha funcionado siempre con la gasolina del pasado: pocos y selectos recuerdos cogidos con pinzas que me han permitido salir adelante en más de una ocasión. La magia de algunas situaciones ha sido tan maravillosa e intensa que he podido vivir de las rentas emocionales sin pensar demasiado en el futuro,  siempre negro y lluvioso como la última escena de Casablanca. No sé si es que no me conformo con lo que tengo. Creo que no es eso. Sí es cierto que lo que me mantiene vivo es ese hambre feroz que siempre he tenido por cosas nuevas: personas, música, libros, lugares,