Ir al contenido principal

COLD AS STARFISH...


Creo que la necesidad te cambia la vida. 

Te vuelve incansable, huraña, especial, inaguantable… y hace que te lamentes millones de veces sobre “la mala suerte que te ha tocado”. Sólo en un par de ocasiones reconocerás lo orgulloso que estás de ti mismo por haber conseguido vencerla, superarla… pero nunca deshacerte de ella. Siempre estará ahí para recordarte que una vez – o más- lo pasaste mal; muy mal. Y te servirá para autoenvenenarte y menospreciarás a aquellos que nunca han carecido. Y luego te sentirás fatal porque en el fondo envidias a toda esa gente que se ha criado con papá y mamá y con todas sus necesidades -las básicas y las no tan básicas- cubiertas. Pero cuando buceas más allá del fondo donde no hay luz, tu tesón surge y te pega tal subidón que llegas a la superficie en tiempo record.

Creo que la necesidad es necesaria. 

Sí, es redundante. Pero me gusta cómo suena la frase, “necesidad necesaria”. Aprendes a valorar cosas, personas, situaciones, sensaciones…de forma tan intensa que luego se te quedan pegadas a la piel y van contigo allá donde vayas. Estás lleno de capas. No eres una cebolla. NO. Eres una cebolla dentro de una lechuga por lo menos. Y no a todo el mundo le gusta la cebolla. O la lechuga. Y no te cuento ya la lechuga con cebolla. Sobre todo teniendo en cuenta que estamos en el siglo de la hamburguesa. A veces te encuentras con vegetarianos que te comen vorazmente y otras con carnívoros que te apartan del plato principal; ya sabes, la guarnición es sólo “para adornar, no para comer”. Eso sí, el plato luce bonito de la hostia y encima les da la sensación de que comen sano.

Creo que la necesidad te jode.

Una tarde sentado en un parque te das cuenta de que no terminas de relajarte. Que siempre estás haciendo planes y guardando cosas para el futuro: dinero, sentimientos, paciencia, deseos… y que te olvidas del presente. Que siempre tienes la nevera llena por si acaso. Que comes más de la cuenta porque en el fondo tienes miedo de no saber si mañana también comerás. Porque traduces abrazos y besos en hacer comida para tu gente. Y te acuerdas de las “madres nutricionistas”, esas que no dicen “te quiero” a sus hijos de viva voz pero les ceban como pavos en un gesto de amor sublime. El amor del colesterol. No te diré “te quiero” pero siempre que vengas a mi casa tendrás tu lasaña favorita y ese bizcocho que tanto te gusta…y, si me apuras, te llevarás a casa un tupper lleno a rebosar.

Creo que la necesidad te espabila.

Cuando careces, aprendes a una velocidad de vértigo. Tanta que a veces te mareas y no te da tiempo a procesar todos los datos. Aprendes que las lágrimas no pueden hacer que alguien que ha muerto vuelva a vivir. También aprendes otra cosa sobre las lágrimas: con ellas no puedes hacer que alguien que ya no te quiere vuelva a quererte y viceversa. Es como si hubieras subido a un tobogán creyendo que al bajar te embargaría una sensación de felicidad y, antes de llegar al final, se te rompe el vestido y sangras más que en toda tu vida. Heridas en las rodillas y en los sueños. 


pd: La Cancion es Simplemente !IMPRESCINDIBLE¡

Comentarios

Popular Posts

Razones por las que No soy el Novio Ideal

La semana pasada (nu se cuando pero si sé que fue la semana pasada) mientras me teletransportaba fisicamente en uno de los autobuses de la ciudad (si esos que te obligan a pagar con la TUC-aster Card), se subió una amiga a la que tenia chorroscientos de años de no ver y mientras nos acomodabamos entre el montón de gente del bus me mostró una de esas super encuestas que le hacen a  tipos random y agraciados y nunca a Mi gente común y corriente sobre como pensaban que era un Novio/a ideal; y pues de broma en broma la llene y me quede con una copia de esta. Me sobraron las ganas de hacer cuentas para ver si aplico para el novio de alguna chica. En resumidas cuentas la gente opinaba así: Se comunica contigo:   ¡A un buen novio le encanta hablar con su novia! Siempre tiene algo interesante que contarte a pesar de que no haya sucedido nada nuevo. Pero sobre todas las cosas, te escucha y se esfuerza por entenderte.  Bueno pues esta tengo 4.5 puntos por que aunque no me guste habl

Abroad on nowhere

Normalmente no me importan los cumpleaños. Creo que la última vez que noté que cumplia un año más, fue cuando cumplí 15 años o algo así, y me di cuenta que las cosas son jodidamente caras (no-yay). En mi cabeza sigo siendo un niño inocente de 18 años que está confundido por todo (en serio, ¿qué es todo esto?). Pero en su mayor parte, he estado funcionando en piloto automático durante casi 10 años. Mi cumpleaños esta semana no solo fue una alarmante llamada de atención, sino que fue totalmente surrealista dado que en lugar de celebrar el hito desalentador en un restaurante a un precio razonable con amigos y familiares, o preparar algo delicioso en casa, estaba sentado solo en una habitación bebiendo varias bebidas (probablemente cuestionables o simplemente agua). Mientras mantenia una videollamada con una persona que la verdad no esperaba siquiera recordase que era mi cumpleaños. Recuerdo cuando un año solía sentirse como toda una vida; ahora parecen pasar rápidamente en un abrir y

LA NOCHE QUE EL ´99 LLEGO HASTA ABRIL

Llevo un par de meses con sensaciones raras. O que a mí me parecen raras. Se me escapa el tiempo, los días, las horas y los miles de segundos.  Todo va cuesta abajo y cada vez de forma más vertiginosa. Es como si se me hiciera tarde constantemente. El mundo intenta arrastrarme a esa línea de la vida que coge todo el mundo y que yo he evitado siempre.  Últimamente tiro de recuerdos más de lo habitual y eso que mi vida ha funcionado siempre con la gasolina del pasado: pocos y selectos recuerdos cogidos con pinzas que me han permitido salir adelante en más de una ocasión. La magia de algunas situaciones ha sido tan maravillosa e intensa que he podido vivir de las rentas emocionales sin pensar demasiado en el futuro,  siempre negro y lluvioso como la última escena de Casablanca. No sé si es que no me conformo con lo que tengo. Creo que no es eso. Sí es cierto que lo que me mantiene vivo es ese hambre feroz que siempre he tenido por cosas nuevas: personas, música, libros, lugares,