A mí, en la vida, Tarantino, aunque me gusta, sólo me ha traído problemas y discusiones de pareja.
Esta es la primera entrega (y, basándome en mi constancia, seguramente también sea la última) a la que vamos a llamar: Kill Me vol. I
Yo andaba en plan “’¿somos o no somos?” con una chavala muy guapa a la que vamos a llamar Uma (pero le vamos a decir nada porque se enoja todavía más) y, una noche, me preparó una cena-romántica-sorpresa- de lujo… Qué a mi poco me gustan las sorpresas, señor dios, pero muy poco.
Sospechaba que tramaba algo porque me tiraba indirectas tipo: “¿Qué vas a hacer el miércoles que viene?“, “No hagas planes para el miércoles que viene“, “Los miércoles son días para hacer nada“. “El miércoles que viene, el miércoles que viene…”
Pero tengo la misma capacidad de concentración que una cuchara y no me dio tiempo para atar cabos: “¿Qué será lo que va a pasar el miércoles que vi… ¡Oye! ¿y esta canción? Ala, se escucha best… Uh, creo que me está dando hambre, ¿ya es hora de comer?” Y así, en bucle.
El miércoles yo volvía a managua después de un viaje horrible, compañeros de asientos que no movieron el culo en ninguno de los trayectos, bus lleno, retrasos y problemas. Llegué a las Managuas que no sabía ni cómo me llamaba y con ganas de quemar tres barrios.
Yo ni me acordaba que era miércoles ¿para qué voy a mentir? Y aunque me hubiera acordado de que era miércoles, no me hubiera acordado que era el día del que Uma hablaba tanto. Ahora sí, ahora ya no se me olvida.
Llegué a la casa, me puse pijama, pedí una pizza y me puse Kill Bill en la compu. Kill Bill hace que el mundo me parezca un lugar mejor y la pizza mientras la veo me equilibra el karma cuando lo ando en negativo. Pensé: “Voy a poner en silencio el teléfono, que la gente es mucho de joder y yo hoy no estoy para
Pensaba hablar con Uma en cuanto terminara la peli, que ya estaría descansado y de mejor humor, pero necesitaba un rato sólo después de los dos días de viaje con semejante caterva de salvajes-viejas glorias que no pararon de decir: “Anda vos, que sos joven, jajaja!“, “Hacelo vos, que tenés bien las piernas, jajaja!“, “Hacelo vos que todavía tenés mucha energía, jajaja!“. Pues me voy a
En fin, abracé mi almohada y me puse la peli, no eran más de las 9. No llegué despierto ni a la masacre de la capilla. Me quedé dormido con un pedazo de pizza en el pecho.
Me despertó un timbrazo horrorosamente largo. ¿Qué es eso? ¿El fijo? Ah, no, si no hay… ¿Un camión de bomberos? No parece… ¿La puerta? ¡La puerta! Dios, ¡fuego! ¡Tiene que ser fuego! Corrí a abrirla y allí estaba Uma. Bueno, parecía Uma, pero también parecía Pamela Voorhees.
– ¡Uma, viniste! – dije con alegría.
– Qué observador… – dijo entrando y mirando la cama y la compu con recelo.
– Uh, qué te pasa?
- Hoy es miércoles Rich.
– Bueno pero, no te pongas así, peores son los lunes.
- Te dije que me llamaras el miércoles en cuanto llegaras ¿no?
- Pues claro, si iba a llamarte. – pensé en mis adentros: “Me va a mandar a la mierda. O a matar. O a mandarme a la mierda y después matarme”.
- Ya es jueves, es la una de la mañana.
– …Se ve que me quedé dormido…
– Tenía reservación en “lugarqueteencantasperonuncavamosporquelacuentanoshacellorar”.
– …
- Y estas entradas para ver el concierto. – tira dos entradas al piso.
– …
– ¿Te importaría decir algo, Rich? Y… ¿Qué putas tenes en la cara?
– Pizza…
:_____(
* Actualmente, Uma lleva año y medio viviendo con su novio, un broder genial y con una memoria de elefante.
* Yo, sigo soltero y engullendo pizzas como si me las fueran a quitar.
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