Que me despierte de madrugada con besos mojados en la espalda (babas no ¬¬) y sus dedos se pierdan en mi nuca y en mi pelo. Que sus jadeos tengan tanto ritmo como ese tema que nos encanta a los dos. Que coja un rotulador rojo y escriba “me gusta” en determinadas zonas de mi cuerpo y en otras ponga “explored”. Que me deje escribir en su abdomen una carta con tinta de chocolate sólo para equivocarme y tener que borrarla entera con la lengua. Quiero que me sonría tímidamente.
Que juegue a que se resiste y no me deje. Que lo consiga. Que me sujete de las muñecas y me haga rabiar presionando su cuerpo contra el mío. Que me diga “¿vas a ser bueno?” y yo le conteste que sí con un tono mimoso que no nos creemos ninguno de los dos. Decirle que sólo vamos a dormir y que sea la primera en arrepentirse de esa condición. Buscarle siguiendo el olor de su perfume en las sábanas. Enseñarle por qué se debe mojar el cuero antes de utilizarlo contra la piel. Quiero que me lleve lejos para devolverme al principio.
Quiero que me cuente el cuento de la princesa y el guisante…
Ya era hora que actualizaras, me haces falta tío, necesitamos una de esas noches; quizá va siendo hora de quedar un finde para que nos demos un homenaje.
ResponderEliminarYa que nadie te lo dice te lo suelto yo: déjate de críos que aún llevan chupete y vuelve a la zona de adultos.
PS: Contesta el móvil,